Para el hombre, el sexo también puede ser amor. Pero debido a que él lo usa invariablemente para eyacular como un medio de liberar su agresión psíquica reprimida, su emoción sexual, contiene mucha gratificación y egoísmo, él usa a la mujer. Si pudiera unirse a ella sin llegar, comenzaría a amarla correctamente o por ella misma.
La eyaculación, por lo que al hombre concierne, normalmente marca el final del acto.
Pero para la mujer, incluso si él la ha traído al orgasmo, él todavía no ha recogido las energías más finas de ella por encima del orgasmo. El orgasmo de ella liberará o dispersará su emoción sexual inmediata, pero las energías divinas que quedan sin recoger degenerarán finalmente en demanda emocional y descontento.
Toda emoción en la mujer es la demanda o el grito para ser amadaverdaderamente y no ser utilizada como una escupidera sexual.